Evitar el azúcar durante los primeros mil días de vida —desde el embarazo hasta los dos años— reduce significativamente el riesgo de diabetes y enfermedades cardíacas, según un estudio reciente publicado en Science.

Este análisis, realizado con datos del racionamiento de alimentos impuesto en el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, muestra que quienes recibieron dietas con bajas cantidades de azúcar en la infancia tienen un 35% menos de riesgo de desarrollar diabetes y un 20% menos de riesgo de hipertensión en la adultez, lo cual refuerza la importancia de esta etapa para la salud a largo plazo.

El estudio, liderado por Tadeja Gracner y un equipo de las universidades de Berkeley, Chicago y McGill, encontró que quienes mantuvieron una exposición baja a azúcar desde el útero hasta los primeros años de vida presentaron una reducción significativa en enfermedades crónicas, con una aparición más tardía en la vida adulta.

Este grupo también tuvo menores índices de obesidad, lo que se traduce en un riesgo reducido de enfermedades metabólicas, reafirmando la necesidad de evitar azúcares añadidos en la dieta de madres y bebés, incluso en la lactancia y la alimentación infantil.

Pese a las recomendaciones dietéticas actuales, el consumo temprano de azúcar es común, especialmente en países como Estados Unidos, donde la dieta materna y los alimentos procesados para bebés contienen niveles elevados de azúcar.

La investigación apoya las recomendaciones globales de limitar los azúcares añadidos y libres en la infancia, en especial tras los seis meses de edad cuando los alimentos sólidos comienzan a formar parte de la dieta, ayudando así a prevenir la obesidad infantojuvenil y futuras patologías crónicas.

Aunque el estudio se basó en datos de personas nacidas entre 1951 y 1956, y advierte sobre sus limitaciones debido a cambios en la disponibilidad de productos, los resultados coinciden con investigaciones actuales sobre la relación entre la dieta temprana y la salud futura.

Tal como explicó Rafael Urrialde, de la Universidad Complutense de Madrid, evitar el azúcar en los primeros años de vida puede proteger de enfermedades crónicas, apoyando los esfuerzos para crear una generación más saludable a través de la alimentación consciente en la infancia.

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